El docuemental, dirigido por Manuel Martin Cuenca, repasa la historia de Cuba a través del bésibol, su deporte nacional, de una forma bastante curiosa y sin tomar parte por ningún lado. Se trata, pues, de una exposición del tema por medio de paralelismos: las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos; entre los cubanos de la isla y los exiliados; entre dos formas de poder...
Mientras que para EEUU el béisbol era únicamente un juego, para Cuba y sus peloteros – la forma cubana de denominar a los jugadores -, sobre todo a partir de la revolución del 59, se convirtió en un símbolo de su independencia frente a la potencia que les hacía el bloqueo y en la forma del país de defender sus ideales. Sin embargo, la visión de los cubanos de Miami era bastante menos gloriosa, ya que “el juego” era también símbolo del rechazo que sufrían por su país, de su desesperación y de su huida.
Es una pena la desincronización sonora que dificultó en parte el disfrute de la película.
Leyre Medrano
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario