16/02/2009

Holunderblütte Flor de Lila

Gastellovo, una pequeña aldea de Kaliningrado, se convierte en el escenario natural de esta película de Volker Koepp, que fue la elegida para la inauguración oficial del festival el pasado viernes 13 de Febrero y que ha dejado el listón muy alto.
En ella la sucesión de las estaciones en bellos paisajes se alterna con los testimonios de un grupo de niños que con gran soltura cuentan ante las cámaras cómo es su vida cotidiana. A través de la particular mirada de los niños descubrimos cómo es el mundo que les rodea, y la realidad se nos va revelando poco a poco al escuchar sus palabras, al contemplar sus juegos y al asistir a pequeñas acciones de su día a día. La aparente belleza del entorno y la felicidad de los niños encubren una dura realidad, los adultos parecen estar ausentes, sumergidos en un mundo de pobreza, paro, alcohol y abandono, la región, antes próspera y poderosa, está ahora en decadencia. La soledad y el desamparo rodea a los niños, que aprenden a vivir por sí mismos y adquieren una temprana madurez.
Sin embargo no dejan de ser niños, y frente a todo esto su mundo infantil aparece lleno de frescura y vitalidad, sus sueños, sus ilusiones y sus deseos son un claro renacer que devuelve la esperanza y la primavera a esas tierras tras un largo invierno.

Se volverá a proyectar el viernes 20 a las 22:30 en Saide Carlos III.

1 comentario:

Lourdes E. Verano dijo...

¡Es cierto! Cuando los niños contaban su situación (padres borrachos, pobreza, malos tratos, teorías sobre el origen del mundo y sobre la existencia de Dios), lo contaban con una sonrisa, con esperanza y planeaban su futuro con los mismos sueños de cualquioer niño del mundo. Al mismo tiempo estaba el paisaje, la naturaleza que le iba ganando terreno a la ciudad en decadencia que desaparecía. Pienso que es como si los niños fueran esas hojitas que llenaban de vida los edificios derruidos. Cuando los niños jugaban empezò el deshiele, cuando trataban de encontrar a Dios veíamos la iglesia llena de plantas... Como si Koep intentara mostrarnos no sólo el hecho (la pobreza), sino también que la vida, con el tiempo, se abre paso, como esos niños y como esas plantas. Pero claro que esto es sólo lo que pienso, lo que me transmitió y lo que me gustó de este documental (para mí, uno de los dos mejores hasta ahora, además del de Of time and te city).