18/02/2009

¿Qué tiene que ver James Benning con TCA?

Tras estos días enfrentado a la obra de Benning, he ido cayendo poco a poco en por qué Benning es interesante y sobre todo tan singular. O qué quiere decir eso de que es un cineasta del paisaje.
Decía B. Henderson que no es posible la pausa descriptiva en el cine. Porque la imagen ya de por sí describe y eso lleva a que un filme narrativo no se "pare" a describir, sino que muestre a los personajes en su entorno. Pues bien, el cine de Benning desmiente eso, porque es básicamente descriptivo. No cuenta historias, no construye argumentaciones sobre una estructura causal. Construye paisajes en cine.
Siempre hemos asociado el género paisajístico a la pintura y a la fotografía. Pero Benning lo lleva transplantando al cine desde hace años, con un rigor y un método que hacen a su obra única. Cada plano cobra en su cine un valor singular, como si fuera un cuadro o una fotografía... Pero no lo es. Y ahí está Benning reinvitando el paisaje en el cine. Sus encuadres suelen ser planos fijos, con una lente corta, pero con una duración larga, que permite comtemplar ese "paisaje". La misma duración permite desplegar objetos en movimiento -un tractor, una persona, un tren- que introducen ese movimiento propio del cine, pero siempre dentro del plano. Y luego está el paisaje sonoro, que en muchas ocasiones desde el fuera de campo cobra importancia fundamental.
¿Que valor da al montaje entonces? Lo cuida también con detalle, como nos contó en su encuentro en la Universidad de Navarra. Pero no es una fuente de conflicto ni de continuidad narrativa. Es más bien ese instrumento que ordena los planos, como haría el galerista en una exposición fotográfica, bueno, con más mimo, porque sabe que la propia secuencia adquiere un sentido al ser proyectada en continuidad.
Al final lo que te ofrece son paisajes para contemplar. Algunos espectaculares en su belleza compositiva, en su ritmo interno. Otros más cotidianos. Pero para disfrutarlos hay que olvidar el cine como habitualmente lo entendemos, hay que pararse en cada plano.
Es verdad que no todas sus películas son tan así, pero todas son bastante así. Desde luego las que más me interesaron dentro del ciclo de Punto de Vista son muy así: Casting a Glance, El Valley Centro, o RR.
Esta última, RR, si os atrevéis, todavía la podéis ver mañana jueves a las 5,30 en Saide Carlos III. Eso sí, preparaos para 43 planos de trenes -en total dos horas- cuya duración depende sencillamente de lo que tarda en entrar y salir de plano el tren. Que puede ser bastante si tiene 108 vagones, por ejemplo.

1 comentario:

nosécomerchicle dijo...

Es un alivio leer esto principalmente porque nunca entendí lo de la "pausa descriptiva" en clase, y tenía la mosca esa detrás de la oreja. ¡Era por eso, porque el cine no puede "estar quieto", siempre está construyendo, aunque sean paisajes ¿no? Es una paradoja muy bonita.

Iré a ver RR, con sobredosis de cafeína en vena (lo pongo aquí para obligarme :) La de Landscape suicide me dejó un desasosiego de manual.

Lo que más me está fascinando de todos estos tipos es que son como "visionarios" en sentido literal, es como si "vieran el futuro", por muchos motivos. Tienen como una sensibilidad, una intuición especial que les hace adelantarse a lo que va a pasar. Me refiero, por ejemplo, a la rapidez de reflejos de Polgovsky con el objetivo. Es como si sus ojos mismos fueran su cerebro, sin que tengan que pasar la información de neurona a neurona, como hacemos el resto de los mortales (o igual sólo yo :). Estoy disfrutando como una enana, y lo que es peor, creo que me estoy viciando. ¡Benning power! ¡Y Polgovsky power! Quería dejar constancia aquí.